domingo, 4 de noviembre de 2012

El peligro de un tuit



Bienvenida la tecnología para facilitar y agilizar el trabajo del periodista. Pero no debemos perder el norte, y llevamos camino de hacerlo. Un profesional debe tener como principal premisa en su trabajo la objetividad e independencia, el contraste de las fuentes, la rigurosidad y saber plasmarlo para que llegue al receptor. Y es aquí donde nos estamos equivocando por el abuso de los nuevos medios que tenemos a nuestro alcance.
Es un temor que viene de lejos y que ya apuntaba José Luis Martínez Albertos en 1989, al indicar que “la comunicación periodística puede desaparecer totalmente en los próximos 20 ó 30 años ante la avalancha electrónica”. Para evitar este mal presagio del profesor, el periodista debe guiarse por unos principios éticos que poco tienen que ver con un tuit, y es que Twitter lleva camino de convertirse, si no lo es ya, en el antiguo patio de vecinos donde cabía de todo: el bulo, las falsas noticias, los rumores bien y mal intencionados con oscuros objetivos…
No hay que sobrevalorarlo, pero tampoco dejarlo de lado. Es una herramienta más, útil, que puede utilizarse, pero nunca puede ser un ‘surtidor’ de noticias. Ignacio Ramonet publicó en El País hace la friolera de 14 años algo más que una premonición: “(…) la irrupción de Internet aumenta el sentimiento de caos, porque establece definitivamente el tiempo real, la instantaneidad, como ritmo normal de la información. Y porque cualifica el rumor, la noticia no verificada, como una categoría perfectamente natural de la información”.
Si queremos que esta profesión vuelva a ser valorada socialmente debe guiarse por unos principios que no caben en un tuit. Viralizar informaciones erróneas y hacerse eco de noticias sin contrastar, que después se demuestra que son falsas, es tan sencillo como hacer clik. Porque, como señala Rafael Muñiz, ¿quién no se ha hecho eco nunca de un rumor? Subsanarlo siempre será más complicado y tendrá consecuencias tanto para el periodista, como para la credibilidad del medio. Resulta demasiado fácil y cómodo convertir un bulo en una gran noticia en cuestión de minutos. Y algunos medios de comunicación están cayendo en este error.  
El polémico tuit sobre la donación de Iniesta de su prima por ganar la Eurocopa a los afectados por el incendio de Valencia es un ejemplo. Fue un periodista deportivo el autor de un tuit que no contrastó y que generó miles de comentarios. El desmentido del jugador y el cierre de la cuenta del autor de la falsa noticia zanjaron una polémica que partió de un profesional. ¿Estamos abusando de esta herramienta con frivolidad para realizar nuestro trabajo? Creo que sí. Y puede resultar peligroso y volverse contra esta maltrecha profesión.

1 comentario:

  1. Muy interesante el Blog Rosa, y completamente de acuerdo contigo, pese a todas las nuevas tecnologías que existan, lo que debe estar por encima de todo es la veracidad de la información, un saludo.

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