viernes, 9 de noviembre de 2012

Un titular y poco más

Confieso que hay noticias que cuando las leo me dejan mal, me hacen sentir mal. Por la impotencia que siento, por la rabia, por querer y no poder... El drama de los suicidios por la falta de trabajo o por la pérdida de la vivienda parecía algo lejano a nosotros. Eso ocurría y ocurre en Grecia o en Italia, donde la situación está peor que aquí, o igual de mal.
Pero poco a poco, eso que nos parecía tan lejano y tan irreal se ha asentado aquí y, de repente sin saber cómo, casos excepcionales se vuelven rutinarios. Y lo peor, que nos resignamos a que eso ocurra a otros, de momento. Aunque resulte difícil de explicar, decenas de españoles se quedan cada día sin su casa porque los bancos deciden quedarse con lo que consideran suyo. Así de simple, así de triste.
Es decir, lo pierden todo. Años y años de trabajo invertido, sus sueños, su vida...y la pierden porque sin trabajo no pueden pagarla, porque fueron avalistas de hijos o hermanos y se quedan en la calle. La tienen que abandonar para devolvérsela al banco, a pesar de haber pagado durante más años de los que deben.
Mejor dicho, la caja o banco los deja en la calle. A familias enteras, a mujeres enfermas que apenas pueden tenerse en pie, a matrimonios con niños pequeños que no tienen un lugar para dormir ni para dejar sus pertenencias. Y me siento mal, muy mal. Me parece tan injusto, tan mezquino por parte de los bancos, tan inhumano, que no sean capaces de ver más allá de unos números rojos; precisamente ellos, que tienen oxígeno gracias a la ayuda del Estado, a nuestra aportación. A ellos, a los que nadie les pide responsabilidades por su nefasta gestión, enriquecimiento incluido, por parte de muchos de los que han estado al frente de las entidades.
¿Cómo se sentirán esos presidentes de bancos y consejeros que durante muchos años se pusieron sueldos millonarios gracias a mis aportaciones y a las de tantos ciudadanos que ahora se quedan si casa? ¿Verán y leerán los dramas que se esconden detrás de cada número, de cada nombre al que tachan por moroso? ¿Podrán dormir tranquilos? ¿Qué sentido tiene dejar sin casa a tantas personas para que se queden vacías y pierdan el poco valor que tienen? ¿No les basta que les hayamos pagado cinco veces más por la vivienda que el precio real? ¿No es suficiente que durante años se hayan hartado a ganar dinero y sus cuentas personales rebosen ceros? ¿Y esos políticos inútiles que se han sentado en los consejos de administración de las cajas durante tanto tiempo a cambio de dietas y pagos escandalosamente vergonzosos? ¿Qué sentirán ellos cada vez que una familia tiene que dejar su casa? ¿Qué pensarán de la muerte de Amaia, sentirán culpabilidad o se lavarán las manos?
Hasta ahora no he encontrado a nadie que pierda su casa por no querer pagarla. Todos quieren, pero no pueden, porque llevan años y años sin encontrar trabajo. Y primero tienen que comer.
Hasta ahora, escasísimas entidades han sido capaces de dialogar y de llegar a una solución que permita mantener la vivienda y a la vez ir cumpliendo con los pagos. Por lo que veo, es más fácil dejar en la calle a los ciudadanos. Y más rápido. Qué asco.
Pero tranquilos, los dramas les pasan a otros, como los desahucios; lo vemos como una situación lejana de la que somos meros espectadores, como si nunca nos pudiera ocurrir a nosotros, hasta que nos pasa.
El hombre de Granada, el de Valencia, la mujer de Baracaldo...acaparan minutos y titulares un rato y mañana caerán en el olvido. Y vuelta a empezar...¿Hasta cuándo?

Por cierto, me temo que se ha abierto la veda para hacer titulares y aperturas de los suicidos. ¿Dónde hemos dejado la ética?


2 comentarios:

  1. Es este un blog que destila, sobre todo, independencia. Así está explicitado por la autora. Su actualización y su profusión gráfica son destacables. Un buen diseño que permite una lecturá agil. Blog muy personal (la autora también avisa de esto) por tanto de restringido interés. No es que este aspecto sea criticable, tan solo estamos ante una modalidad de blog.

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  2. Casi todos los blogs se abren por curiosidad, por ganas o como complemento profesional. Otras veces por imperativo legal, como es tu caso :-))Y para ser una obligación, has sabido buscarle una estupenda utilidad. Más allá de ser un cajón de sastre, o tu cajón desastre, es una forma de exteriorizar sentimientos y sensaciones bien reflexionadas y bien contadas. Te confieso que yo tampoco me he sentido atraído por los blogs pero empiezo a ver que muchas veces son una manifestación de gente que tiene mucho que decir y que sabe decirlo, como es tu caso. Leyendo tu amarga entrada sobre las crisis, los desahucios y los suicidios, he llegado a la conclusión de que los motivos de esta etapa de nuestra historia (triste historia, ocupará en el futuro apenas dos páginas en los manuales de Historia. ¿Porqué? Pues porque los motivos y los culpables no admiten discusión, no hay complejidad, no hace falta investigar más, lo has dicho tú y todo el mundo lo sabe.
    Un saludo y sigue volcando tus ideas aquí para que todos las podamos leer.

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