El alcornoque es
el árbol que más riqueza genera dentro del sector agrícola y forestal de
nuestro país. España ocupa el segundo lugar del mundo en superficie de
alcornoques, después de Portugal, con 500.000 hectáreas.
El corcho, cuya
función es la de proteger el tronco del árbol de las temperaturas extremas y de
los incendios, es el principal producto que se obtiene del alcornoque, pero no
es el único. Las bellotas son el alimento por excelencia del ganado porcino
ibérico, y en menor medida del vacuno, que aprovecha también las ramas y hojas
durante los meses de verano.
Una hectárea de
alcornocal puede llegar a producir entre cuatro y ocho toneladas de bellotas.
Mediante la siembra de bellotas se consigue la repoblación del bosque, aunque
en la actualidad son los viveros los que proporcionan la planta para ser
transplantada en el bosque. El crecimiento de estos árboles es muy lento, para
que alcance los tres metros de altura pueden pasar hasta diez años, alcanzando
los 15 a lo largo de su vida.
El bosque de alcornocales
sirve de refugio para una amplia variedad de fauna. Las aves rapaces son las
que encuentran entra las ramas de estos árboles el lugar perfecto para anidar,
por la dificultad del hombre para acceder hasta las más altas.
El descorche
Un árbol está en
condiciones de ser descorchado cuanto llaga a los 60 centímetros de circunferencia
y eso se consigue en alcornoque s de 25 a 30 años. Hasta 15 veces puede extraerse
corcho, cada nuevo o diez años, dependiendo de su capacidad para regenerase.
Es en los meses
de verano cuando los corcheros se emplean a fondo para conseguir las grandes
planchas de corcho; las elevadas temperaturas facilitan su extracción. El
tronco al quedar descubierto adquiere un color rojo que, poco a poco, se va
oscureciendo hasta volverse grisáceo.
Una vez que se
extraen las planchas de corcho, se llevan hasta las industrias para realizar una
selección por calidades. El primer corcho que produce el alcornoque es el
bornizo, utilizado para aglomerados.
El segundero es
de mayor calidad y más apreciado por la industria. Por sus propiedades como
producto natural no contaminante, impermeable, flotante y aislante se utiliza
en la construcción, industria textil, industria papelera y para crear los más
variados objetos.
El corcho es el
producto más utilizado para elaborar los tapones de las botellas y vasijas
porque mantiene el sabor y la estanqueidad de los vinos y espumosos. La industria
taponera utiliza en la actualidad en torno a un 15% de la producción del
corcho. Pero, este uso viene de lejos; el bodeguero francés Don Perignon, en
1670, ya empleaba el corcho para cerrar las botellas de vino.
Rentabilidad y
competencia de otros países
Un descorche
produce hasta nueve toneladas de corcho por hectárea, con un precio de venta
aproximado de 4.000 euros la tonelada. En torno a este producto giran muchos intereses
económicos; tanto el descorche como las industrias relacionadas con el corcho exigen
mucha mano de obra, porque la extracción sigue siendo principalmente manual y
actualmente son unas 2.000 personas las que en España trabajan en este sector, con una facturación anual que ronda los 350 millones de euros. En
Portugal, primer país productor del mundo, se necesitaron 20 corcheros para un
solo alcornoque que produjo 1.800 kilos de corcho.
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