sábado, 24 de agosto de 2013

El sector cárnico de Castilla y León, en auge


La industria de productos de alimentación y bebidas es la primera rama industrial en España, según la última Encuesta Industrial de Empresas del INE, representando el 19,66% de las ventas netas de producto, el 17,48% de personas ocupadas, el 16,96% de las inversiones en activos materiales y el 15,29% del valor añadido.
Por comunidades, destaca Andalucía con 5.373 empresas (18,4%), seguida de Cataluña con 3.430 (11,8%), Castilla y León con 3.096 (10,6%) y Castilla-la Mancha con 2.439 (8,4%). Por volumen de trabajadores, el 79,82% de las empresas de la industria alimentaria tiene menos de 10 empleados, de las que el 27,54% son autónomos sin asalariados y el 52,29% cuentan con más de uno y menos de diez empleados. Solo el 3,76% tiene más de 50 empleados, lo que indica el alto grado de atomización de la industria alimentaria.


Otros subsectores con una importante actividad económica son el de los vinos (3.400 trabajadores), conservas de frutas y hortalizas y productos destinados a la alimentación animal con 2.000 cada uno y azúcar, chocolates y confitería con 1.400. En menor medida, productos de molinería y transformación del pescado con apenas medio millar de empleados; aguas y bebidas alcohólicas y analcohólicas con 300 y el subsector de las grasas y aceites con un centenar de trabajadores.
En Castilla y León, este sector –cuyas ventas han crecido los últimos cinco años un 20%, de forma destacada en el exterior– resulta vital si se tiene en cuenta que la industria agroalimentaria genera un negocio que supera los 10.000 millones de euros anuales, con casi 37.000 puestos de trabajo, de los que el 30,6% (alrededor de 11.300) pertenecen al subsector cárnico, cuya principal industria, la chacinera, se asienta en la comarca salmantina de Guijuelo y en las localidades limítrofes; seguido por el pan, la pasta y las pastas alimenticias con 7.100 trabajadores y la industria láctea, con 4.800.
www.agronewscastillayleon.com



viernes, 24 de mayo de 2013

El equilibrio natural de los alcornoques


El alcornoque es el árbol que más riqueza genera dentro del sector agrícola y forestal de nuestro país. España ocupa el segundo lugar del mundo en superficie de alcornoques, después de Portugal, con 500.000 hectáreas.
El corcho, cuya función es la de proteger el tronco del árbol de las temperaturas extremas y de los incendios, es el principal producto que se obtiene del alcornoque, pero no es el único. Las bellotas son el alimento por excelencia del ganado porcino ibérico, y en menor medida del vacuno, que aprovecha también las ramas y hojas durante los meses de verano.

Una hectárea de alcornocal puede llegar a producir entre cuatro y ocho toneladas de bellotas. Mediante la siembra de bellotas se consigue la repoblación del bosque, aunque en la actualidad son los viveros los que proporcionan la planta para ser transplantada en el bosque. El crecimiento de estos árboles es muy lento, para que alcance los tres metros de altura pueden pasar hasta diez años, alcanzando los 15 a lo largo de su vida.
El bosque de alcornocales sirve de refugio para una amplia variedad de fauna. Las aves rapaces son las que encuentran entra las ramas de estos árboles el lugar perfecto para anidar, por la dificultad del hombre para acceder hasta las más altas.

El descorche
Un árbol está en condiciones de ser descorchado cuanto llaga a los 60 centímetros de circunferencia y eso se consigue en alcornoque s de 25 a 30 años. Hasta 15 veces puede extraerse corcho, cada nuevo o diez años, dependiendo de su capacidad para regenerase.
Es en los meses de verano cuando los corcheros se emplean a fondo para conseguir las grandes planchas de corcho; las elevadas temperaturas facilitan su extracción. El tronco al quedar descubierto adquiere un color rojo que, poco a poco, se va oscureciendo hasta volverse grisáceo.

Una vez que se extraen las planchas de corcho, se llevan hasta las industrias para realizar una selección por calidades. El primer corcho que produce el alcornoque es el bornizo, utilizado para aglomerados.
El segundero es de mayor calidad y más apreciado por la industria. Por sus propiedades como producto natural no contaminante, impermeable, flotante y aislante se utiliza en la construcción, industria textil, industria papelera y para crear los más variados objetos.
El corcho es el producto más utilizado para elaborar los tapones de las botellas y vasijas porque mantiene el sabor y la estanqueidad de los vinos y espumosos. La industria taponera utiliza en la actualidad en torno a un 15% de la producción del corcho. Pero, este uso viene de lejos; el bodeguero francés Don Perignon, en 1670, ya empleaba el corcho para cerrar las botellas de vino.

Rentabilidad y competencia de otros países
Un descorche produce hasta nueve toneladas de corcho por hectárea, con un precio de venta aproximado de 4.000 euros la tonelada. En torno a este producto giran muchos intereses económicos; tanto el descorche como las industrias relacionadas con el corcho exigen mucha mano de obra, porque la extracción sigue siendo principalmente manual y actualmente son unas 2.000 personas las que en España trabajan en este sector, con una facturación anual que ronda los 350 millones de euros. En Portugal, primer país productor del mundo, se necesitaron 20 corcheros para un solo alcornoque que produjo 1.800 kilos de corcho. 


jueves, 23 de mayo de 2013

Réquiem por el papel

Una tarde de invierno, de hace muchos años, llegué a una redacción de un periódico que en aquellas fechas ya superaba el siglo de existencia; una cabecera que recordaba desde la infancia cuando el cartero la dejaba cada día en casa de mi abuelo. Recuerdo el miedo, el temor de sentarme ante el ordenador y mi inexperiencia para manejar un programa del que jamás había oído nada, ni siquiera en la Facultad. En ese momento, empecé a dar mis primeros pasos en esta maldita profesión del periodismo vocacional.

Ahí seguí, cubriendo todas las secciones y todos los géneros; buscando reportajes para llenar semanalmente un suplemento, haciendo entrevistas a personajes peculiares, sorteando en algún pueblo las quejas de algunos vecinos ofendidos por lo que había escrito un día antes, descubriendo gente variopinta, viajando, aprendiendo, tropezando, desanimándome y emocionándome cada vez que veía mi firma en una buena información.
Ese periódico centenario que hace solo unos días cerró sus puertas para siempre, con 130 años de vida, fue mi gran escuela, donde aprendí, me espabilé y confirmé que me apasionaba la profesión, a pesar de todos los peros, trabas y zancadillas. El mismo que fue capaz de sobrevivir a una Guerra Civil y a la dura etapa de la posguerra ha sido incapaz de superar estos momentos tan difíciles, en los que mucho ha tenido que ver el hecho de que algunos creyeron que papel y ladrillo eran lo mismo, se manejaban igual y también podían llenarse los bolsillos.
El Adelanto de Salamanca tuvo la mala suerte, hace unos años, de caer en manos de quien no debía; de empresarios sin escrúpulos que buscaban en el periódico beneficios y contrapartidas que nada tenían que ver con este oficio, de empresarios que desconocían cómo funcionaba el sector, a quiénes la información, la libertad de expresión y esta maravillosa profesión les importaba un comino.

Salamanca ha tenido la enorme suerte de contar con tres periódicos locales que han competido durante 17 años. Un 11 de abril de 2011 cerró Tribuna de Salamanca, mi otra casa, donde dejé 12 inolvidables años en los que pasé por muchas secciones: Nacional, Provincia, Campo, Economía, Cierre, Castilla y León...y por diferentes puestos en los que me fui dando cuenta de lo puñetera y maravillosa que era esta profesión. 
Todavía recuerdo la última portada que hice una triste tarde de lunes como si la hubiera hecho ayer; como siempre me acordaré de la última portaba que publicó El Adelanto el pasado domingo, con un titular presagio de lo que ocurriría tres días después.
Me duele que poco a poco desaparezca la prensa local, de provincias, tan necesaria como útil; esa prensa a la que he dedicado 15 intensos año de mi vida, de mucho trabajo, tropiezos, victorias y derrotas. Ya puedo contar que trabajé tres años en un periódico que murió con 130 años de historia a sus espaldas, y que dejé doce años en otro, más joven, que fue capaz de ganar premios de diseño en Nueva York; pero ni uno ni otro pudieron cambiar el rumbo que marcaron personajes que llegaron al sector en busca de unos beneficios y prebendas que nada tenían que ver con el ejercicio del periodismo.

lunes, 14 de enero de 2013

El trigo de la discordia


Aquí, cuando sube el precio del cereal en la Lonja saltan chispas entre los productores y los que tienen que comprar cada semana a unos euros más. Las quejas se quedan ahí y no pasan del comprensible cabreo de los ganaderos y de los consumidores, que son los que sufren las consecuencias en su bolsillo. Más lejos, las revueltas solapadas bajo un tinte político, que derrocan dictadores que creíamos eternos, son la consecuencia del continuo aumento del precio de la materia prima a una población cada día más pobre y, a veces, sin nada que llevarse a la boca, salvo una torta de harina que en países como Túnez, Egipto, Argelia o Jordania lleva camino de cotizarse a precio de oro.

Estos países pobres sufren como aquí, pero de una manera bien distinta, las consecuencias de un mercado internacional descabezado y sin control, donde priman, más que intereses comerciales, otros económicos a veces nada claros, que están generando cada día más diferencias y agravios, dejando a la población que se encuentra más indefensa y con menos medios desesperada y empobrecida. Y tal como se presenta el panorama, esto parece que no ha hecho más que empezar. El mercado chino sigue demandando materia prima de medio mundo y el otro medio se ahoga o se muere de sequía. Así es difícil producir cereales suficientes para atender una demanda que no para de crecer; y a los productores de cereal les interesa más exportar y vender bien a los mercados emergentes que a los países pobres, que no pueden competir con quien paga más y mejor.
Las materias primas han sido desde tiempos remotos desencadenantes de los peores conflictos y la falta de alimentos y la hambruna, también. Hace unos meses fue la población egipcia la que salió a la calle a protestar contra su Gobierno por subir el precio del trigo, básico en la dieta de una inmensa población sin recursos; después los tunecinos y mañana serán otros los que se manifiesten por lo mismo, no tienen nada que comer.

Mientras Australia intenta salir a flote de unos incendios que están asolando medio país, las previsiones de sequía en Argentina hacen presagiar unos meses complicados aquí por la reducción de las importaciones de trigo, pero más en aquellas zonas donde una torta de maíz o de trigo es muchos días el único alimento que tiene una inmensa población para no morir de hambre. 


viernes, 21 de diciembre de 2012

Buenas noticias para 2013

No me gustan estas fiestas tan entrañables. No diré eso de que odio la Navidad, para que nadie me asesine con su mirada, o me maldiga, pero no puedo con este ambiente, en el que por unos días tanto nos queremos para olvidarnos de todos los buenos deseos el 7 de enero. Si pudiera desaparecer hasta después de Reyes, lo haría y tan feliz, pero como no puedo, toca entrar en esta absurda rueda en la que hemos convertido la Navidad.
Felices Fiestas para todos los lectores de mi blog. Lo mejor para 2013

Mis buenos deseos para todos no son para unos pocos días. Lo mismo que quiero para mí y los míos deseo para los demás, pero por encima de todo, salud. Ni más, ni menos. Será por eso de que las Navidades me recuerdan a personas con las que ya no puedo sentarme a cenar, con las que pasé unas Navidades sin saber que eran las últimas. Salud y los mejores deseos, sí, pero todo el año. Espero que 2013 cambie de rumbo y nos sorprenda con alguna buena noticia, que falta hace.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Ser periodista

 Me arriesgo a que los talibanes que, con la crisis del periodismo y del sector han crecido como setas, vayan a degüello. Esta bendita o maldita profesión hoy está más envilecida que nunca, pero no sé porqué motivo. O sí lo sé, pero no somos todos culpables. Este desprestigio que ahora arrastra no se ha producido por el trabajo de los periodistas, que hasta no hace mucho llenaban emisoras y redacciones. La podredumbre en la que está envuelto el periodismo viene de arriba, del poder que nunca ha estado en manos de los plumillas y sí de los dueños de los medios. No sé si me explico. Son los que en realidad tenían la sartén por el mango, los que se han vendido de manera ruin a otros poderes –políticos y económicos– que hacían y deshacían a su antojo en las redacciones y, repito, no por el mal hacer del periodista, sino por la connivencia del editor o dueño con políticos con los que le interesaba llevarse bien. Y me vienen a la cabeza unos cuantos ejemplos en los que los protagonistas de un lado siempre eran políticos y politiquillos, pero con capacidad de decisiones en las que se movía dinero, mucho, y en el otro el dueño del periódico de turno. ¡Qué país!

La impunidad de los poderosos no es nueva, pero con la debilidad de los medios se han hecho fuertes sabedores de su posición de privilegio. Y de ahí a marcar los temas, poco margen. 
Llamadas poco antes del cierre para preguntar por el titular de un tema de su interés, amenazas sibilinas y barriobajeras si te atreves a publicar un incidente en el que está implicado un empresario, toque del jefe de prensa del político de turno para que no publiques...ya no es la actualidad ni el trabajo del periodista quien marca la agenda, lo hacen otros. Gran error del periodismo. Escuchar una emisora y saber en todo momento que no se van a salir del guión marcado por los intereses que representan es lo peor para la profesión, aunque económicamente les compense.
Depender de la publicidad de las instituciones para sobrevivir es otro error del que tarde o temprano nos arrepentiremos todos. Ser periodista se ha desvirtuado porque el profesional ha dejado de serlo por imposición.
Todos culpables de llegar hasta aquí en esta situación pero, reitero, no todos con la misma responsabilidad. Aunque entre unos y otros nos hemos cargado esta maravillosa profesión que consistía en algo tan sencillo y tan simple como buscar la noticia, utilizar bien las fuentes, encontrar información interesante para los lectores y saberla contar. Y disfrutar trabajando. O lo que es lo mismo, saber escribir de forma correcta, sencilla, sin faltas de ortografía, acentuando...es decir, que cualquier lector entienda lo que lee. Y aquí también estamos fallando todos.

Las nuevas generaciones de periodistas no saben buscar la noticia, no saben indagar para dar con algo que tenga interés general y no son capaces de contarlo, o contarlo bien. 
¿Qué es ser periodista hoy? ¿Tener dos grados, un master y escribir reiteradamente exclavo‚ tanbién o bandalismo? o ¿Trabajar en una oficina ocho horas y exprimir el tiempo para dedicarte a buscar noticias, reportajes y personajes y darle forma de manera correcta y comprensible? Los talibanes dirán que la primera opción, yo, porque he trabajado con unos y otros, me quedo con el profesional de otra cosa, olfateador hasta límites extremos para conseguir siempre la noticia y, después, plasmarla como es debido.
Como doy por finiquitada la profesión tal como he tenido la maravillosa suerte de conocerla y de trabajar en ella muchos años, con todos sus defectos y llamadas intempestivas, me permito la licencia de decir que el periodismo, como lo entiendo, ya no tiene un hueco hoy. Habrá que dedicarse a sembrar patatas.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Me quedo contigo, Antonio Vega

A punto de estrenarse el documental "Tu voz entre otras mil" que cuenta y narra la historia de uno de los genios musicales que ha tenido este país, mi recuerdo, una vez más, para mi admirado y siempre recordado Antonio Vega, en un texto que publiqué un día después de su muerte: 

 La " chica de ayer" dio paso en la radio a la peor de las noticias, la muerte de un genio que estaba fuera de esta vida desde hace tiempo. Una marcha que a nadie ha sorprendido y que como la de todos los grandes, se convierte en un simple hasta luego. Se va, pero sigue aquí. 
Antonio tenía una nueva cita con Salamanca el próximo sábado que ahora se ha truncado. Nunca pensé volver a disfrutar de su directo después del concierto de septiembre de 2007 en la Plaza Mayor. Su lucha de gigantes ha sido demasiado larga, pero ayer puso punto final. Ese concierto nos dejó a todos un sabor agridulce. Disfruté de un Nacho pletórico, derrochando energía sobre el escenario, con su voz de siempre y me dolió ver al Antonio que vi. 



Tan pequeño, desvalido, sosteniendo la guitarra o la guitarra sosteniéndolo a él, con una voz apenas audible y el esfuerzo de sus incondicionales por escucharlo... La sombra de lo que fue. Una voz que dejó de ser la suya hace tiempo, sacando una fuerza que ya no tenía para permanecer en el escenario y deleitarnos con su poesía, con sus historias; ésas que tan bien ha sabido plasmar y que dicen tanto de tantas vidas. Poco quedaba del Antonio que fue, del Antonio que nos ha hecho disfrutar tanto con su música, que nos ha hecho sentir, pensar, amar y llorar; que nos ha acompañado en esos momentos que se guardarán siempre en el recuerdo.
Por fin descansa.
Decía Nacho G. Vega, su primo y compañero de escenario, que en los momentos de tristeza es cuando sobre un papel se plasman las mejores letras, ésas que nunca surgen en momentos de felicidad. Canciones profundas, siempre con un toque de tristeza y melancolía... Así son los genios y Antonio lo era. Él, Nacho, Carlos o los hermanos Urquijo forman parte ya de mis recuerdos, con esas canciones que, cuando se vuelven a escuchar, arrastran al presente toda una vida, con todos sus momentos, los que nunca se olvidan y los que se quieren desterrar y no se puede... Por eso, la muerte de Antonio es un simple hasta luego. Sigue con nosotros.
Sí, un día muy triste puede ser más triste.