La industria de productos de alimentación
y bebidas es la primera rama industrial en España, según la última Encuesta
Industrial de Empresas del INE, representando el 19,66% de las ventas netas de
producto, el 17,48% de personas ocupadas, el 16,96% de las inversiones en
activos materiales y el 15,29% del valor añadido.
Por comunidades, destaca Andalucía con
5.373 empresas (18,4%), seguida de Cataluña con 3.430 (11,8%), Castilla y León
con 3.096 (10,6%) y Castilla-la Mancha con 2.439 (8,4%). Por volumen de
trabajadores, el 79,82% de las empresas de la industria alimentaria tiene menos
de 10 empleados, de las que el 27,54% son autónomos sin asalariados y el 52,29%
cuentan con más de uno y menos de diez empleados. Solo el 3,76% tiene más de 50
empleados, lo que indica el alto grado de atomización de la industria
alimentaria.
Otros subsectores con una importante
actividad económica son el de los vinos (3.400 trabajadores), conservas de
frutas y hortalizas y productos destinados a la alimentación animal con 2.000
cada uno y azúcar, chocolates y confitería con 1.400. En menor medida,
productos de molinería y transformación del pescado con apenas medio millar de
empleados; aguas y bebidas alcohólicas y analcohólicas con 300 y el subsector
de las grasas y aceites con un centenar de trabajadores.
En Castilla y León, este sector –cuyas
ventas han crecido los últimos cinco años un 20%, de forma destacada en el
exterior– resulta vital si se tiene en cuenta que la industria agroalimentaria
genera un negocio que supera los 10.000 millones de euros anuales, con casi
37.000 puestos de trabajo, de los que el 30,6% (alrededor de 11.300) pertenecen
al subsector cárnico, cuya principal industria, la chacinera, se asienta en la
comarca salmantina de Guijuelo y en las localidades limítrofes; seguido por el
pan, la pasta y las pastas alimenticias con 7.100 trabajadores y la industria láctea,
con 4.800.
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